Estaba guiando tranquilamente, en el tapón nuestro de cada día, y fue uno de esos días que decidí estar en silencio en el camino. Lo gracioso es que mientras estaba ponderando sobre mi vida, sobre mis situaciones, vino un recuerdo a mi hermoso cerebro. Recordé una frase que cuando me la dijeron no la había entendido por completo, y en un momento de claridad (es decir, en el tapón) entendí lo que significaba. No sé si les ha pasado, pero esos momentos de claridad son como cuando te pones los espejuelos por primera vez; no sabes cuán borroso estás viendo hasta que te los pones. Entonces te das cuenta de que las cosas no son como pensabas que eran, que hay muchos detalles que te dan una nueva visión. Incluso, en lo que te acostumbras a ver HD (high defintion) con tus nuevos espejuelos, te mareas. Pues, ese momento fue así para mí. Más aún porque pude entender una pequeña verdad en mi vida: no sé cómo confiar.
Y… ¿cómo es eso? ¿Qué situaciones me llevaron a dejar de confiar? En algún momento de mi vida decidí cuidar mis sentimientos, y de igual manera, decidí que la forma de lograrlo era dejando de confiar en las personas. Y bien… cuidaba mis sentimientos, pero no permitía que mis relaciones interpersonales se desarrollaran; de entrada ya le había puesto limitaciones a todas mis relaciones (incluyendo la que llevo conmigo). El problema radica en que me acostumbré a vivir de esa manera… ponía esas barreras sin percatarme de que lo hacía porque ya era natural en mí. No escribo esto para que le entregues tus sentimientos a cualquiera porque esa no es la intención ni el motivo de este escrito. Más bien es que no dejemos que el miedo a ser lastimados hable por nosotros, tome decisiones por nosotros… que el miedo a ser lastimados no lacere nuestras relaciones. Una vez me dijeron: “A nadie le gusta estar en silencio porque en el silencio nos encontramos”. Estoy de acuerdo con ello, esa mañana en el tapón, me encontré en el silencio.
¿Cuántas veces nos vemos limitados por temor? Seguramente, más veces de lo que imaginamos. Por eso decidí que quiero confiar nuevamente. Quiero volver a confiar aunque haya olvidado cómo hacerlo. Quiero darme la oportunidad de abrir mis sentimientos a los demás. ¡Claro! Haciéndolo de una manera segura, con personas que me hayan demostrado su integridad. Quiero disfrutar de mis relaciones, y enfrentar mis miedos. No quiero enajenarme del mundo; vivir sin propósito. Por mucho tiempo guardé mi corazón, y lo guardé tan bien que nadie lo encontraba. Pero… es tiempo de sanar, es tiempo de confiar. Quizás vamos despacio, quizás no sabemos lo que nos encontremos en el camino, pero aún así vamos caminando.
¡Esta vez decidí confiar!
Un beso cibernético,
Jolly Ann