Recuerdo aquella vez que, acabando de salir de una relación, le dije a Dios: “Señor, quiero esperar al hombre que tu tienes para mí. No quiero sufrir más por tomar malas decisiones; voy a esperar”. Sé que cada cual tiene su idea de cómo Dios trabaja con el amor, y respeto cada una de ellas. No obstante, creo en un Dios que se interesa por todos los aspectos de nuestra vida. Desde lo que nos vamos a poner en la mañana hasta nuestros planes de vida. Confieso que cuando hice esa oración fue en un momento de desesperación. Estaba llena de tristeza y me sentía completamente perdida. No porque mi expareja me había dejado, sino porque sentía que siempre escogía al hombre equivocado. A través de mi vida he descubierto que muchas personas estamos en ese barco y… ¡no sabemos qué rayos hacer! Aunque haya hecho esa oración con sentimientos encontrados y, quizás, en mi ensimismamiento, ha sido la mejor promesa que le he hecho a Dios. ¡No me arrepiento!

Hace cinco años hice esa promesa , hace cinco años estoy soltera. No escribo eso para dar lástima, mucho menos para jactarme de ser la persona más “pura” (porque no lo soy). Al contrario, lo escribo para que sepan que no están solos en este caminar. Estos años han sido de crecimiento, sacrificios, retos, descubrimientos, y de aprender a amarme. Ya lo he escrito antes, pero lo vuelvo a escribir. Este último año ha sido uno de los más fuertes, uno de los más retantes, y uno de los más hermosos. Mi vida ha dado un cambio radical debido a que estoy restaurando mi autoestima. Lo cual es un proceso doloroso y duro. Pero me gusta… me gusta porque me he sensibilizado al dolor ajeno, me he sensibilizado al mundo.

En este proceso he descubierto el porqué de mi soltería. Estoy soltera por varias razones, una de ellas es porque valoro el noviazgo. El noviazgo es una etapa hermosa la cual va dirigida al matrimonio. Es una oportunidad maravillosa en la cual conocemos a este ser que tanto nos gusta desde otra perspectiva. El noviazgo es importante y lo valoro en gran manera. Teniendo eso en cuenta, no voy a comenzar un noviazgo sin estar lista para ese compromiso. No quiero estar con alguien solo porque me siento sola. Es difícil y complicado… lo sé. Pero lo más difícil es tomar la decisión, ya cuando uno esta seguro de lo que quiere, va en pos de ello. Y aunque muchas veces quiero estar acompañada (aunque sea para ir a Wal-Mart) es importante que esté firme en mi decisión. Por eso, decidí que voy a comenzar un noviazgo cuando esté segura de que es el paso que debo tomar en ese momento. Es decir, quiero que sea una decisión pensada y requete pensada… por ambos, y centrada en Cristo.

En estos meses aprendí que soy soltera y estoy completa. Se nos hace difícil entender que estamos completos, y no necesitamos una pareja para poder vivir. No creo en medias naranjas ni mitades perfectas. Creo que el amor consiste de dos personas completas, que se complementan, y deciden unirse con un propósito en común. Por eso espero, no por un príncipe que me venga a rescatar. Porque, de hecho, no necesito ser rescatada. Tampoco espero al hombre perfecto y vivir una vida perfecta con él. Estoy esperando encontrar un hombre que sepa que está completo sin mí y yo sin él, pero que juntos decidamos recorrer el mismo camino.

Un beso cibernético,

Jolly Ann